No podemos dejar de lado el debate abierto en la ciudad a raíz del proyecto de ordenanza presentado por el concejal Arroyo, quien tiende a regular las murgas.
Desde su origen, la murga es un movimiento cultural popular y su ámbito es lo público, la calle, los barrios. Quitarle este carácter barrial, sacarla de su espacio naturales es sacarle su alma, su esencia.
Hoy en día es reconocida por educadores y gestores culturales como una expresión que favorece la convivencia, crea identidad . Nuclea a los vecinos de un barrio en torno a un interés común; enorme desafío que tenemos por delante después de la ruptura de las redes sociales provocada por los regímenes militares de los `70 y el menemismo de los `90. Esta construcción de identidad tiene sentido si surge de cada barrio, de la misma gente, no acotada a los sitios consagrados e institucionalizados.
Pueden ver un video sobre el tema en el siguiente link "De parches y galeras".
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