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miércoles, 13 de agosto de 2014

El efecto espejo - Francesco Tonucci

Habrán ustedes advertido que en a la derecha de esta
página ha aparecido un personajillo que mira "Con ojos de niño". Es un dibujo de Francesco Tonucci. Otro día les hablaré de él. Hoy, al hilo de la propuesta de lgs, responsable de Copensar me atrevo a incorporar una pequeña reflexión a la nueva categoría de esta página: Con ojos de niño. Reflejo en el espejo El efecto espejo Nada más lejos de mi intención que explicar a nadie qué o cómo ha de hacer en sus relaciones personales. Pero sí quisiera hacer unas reflexiones a media voz, sobre cómo parece que funciona el comportamiento humano. No lograré volver al mundo del revés, ni es lo que busco, pero contribuyo a que salga más fácilmente lo mejor de cada persona. Me refiero al "efecto espejo". Es algo de lo que yo discurseaba a los padres de mis alumnos para convencerles de que nunca debían dirigirse a sus hijos de forma negativa. En la opinión que los demás, sobre todo la gente a la que queremos, tengan de nosotros reside gran parte de nuestra autoestima y ésta es la que nos permite movernos por el mundo con holgura. Si yo le digo a alguien que una persona, a la que ese alguien aprecia, piensa que es un ser divertido, que le hace gracia cómo cuenta las anécdotas, la próxima vez que se encuentre con esa persona, intentará buscar una anécdota graciosa para contarla, con el afán de reforzar la imagen que cree que tiene de ella. Eso funciona en todas las edades y en todas las relaciones humanas. Es el "efecto espejo". El intento de reflejar la imagen positiva que recibimos del otro. Yo lo he aplicado sistemáticamente en mi actividad como profesora y en la educación de mis hijos y creo que no me ha salido mal, me parece que funciona razonablemente bien. También funciona al revés, es decir, si nos enteramos que alguien del que nos interesa que tenga buena opinión de nosotros, opina algo que nos parece negativo, intentamos reforzar el comportamiento contrario para modificar su opinión. No se trata de hipocresía. Se trata, desde luego, de buscar los aspectos positivos de la gente y potenciarlos. Claro, es cuestión de paciencia y de savoir faire. Además eso exige estar cerca de las personas, para conocer sus fortalezas y sus debilidades. Y que te sientan lo suficientemente cerca como para que depongan su muralla. Cuando nos encontramos ante una actuación no deseada por parte de nuestros hijos o alumnos, quizás no sea ese el mejor momento para que reaccionemos con mensajes de reproche. Quizás estén menos predispuestos, y por lo tanto recibirán mejor, un mensaje de refuerzo. ¿No les parece?. Ya habrá otra ocasión para retomar el asunto que no nos ha gustado. Cuando hayan bajado la guardia y estén menos a la defensiva, es más fácil razonar con ellos y dejarles evidentes todos los aspectos de su comportamiento. Insisto, es cuestión de paciencia. Si opinamos que uno de nuestros alumnos/hijos es bueno realizando alguna tarea, dejemos que conozca nuestra opinión. Pero si, haga lo que haga, va a encontrar silencio por nuestra parte, hay que ser muy fuerte, o estar dotado de grandes dosis de autoestima, para no convertirse en "funcionario": Total, haga lo que haga da lo mismo. Bueno, en fin, disquisiciones no siempre certeras aunque sí bienintencionadas.

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